El vestido de jarocha, ese que actualmente identifica a las veracruzanas, tiene su comienzo desde el siglo XVII, y el cual tiene una larga historia que data de aquellas épocas de los pobladores de la Cuenca del Papaloapan.
Este es de origen mestizo con la influencia de las prendas que portaban las damas de Valencia y Andalucía, siendo utilizado a fines del siglo XIX.
De acuerdo al historiador Ricardo Cañas, en aquellos años era llevado con “cola o media cola y olanes”, complementándose con rebozo de la usanza indígena. Elementos en el traje con todo y tiene raíces españolas, se transformó el rebozo original conforme a las necesidades y preferencias que tenían, para convertirlo en una prenda típica de Veracruz.
La prenda no solo se llevaba para cubrirse la cabeza o usarse como un chal cruzado sobre el pecho, sino que de la misma forma se usa de cuna provisional entre las mujeres indígenas, quienes lo aprovechan como canasta donde colocan las verduras del mandado
El diseñador José Luis Ferez, detalló el vestuario, y explicó que el camisón es la prenda interior del ajuar de las jarochas, y no es otro que el antiguo huipil que es enrejillado o bordado.
La enagua y la entre enagua son las antiguas crinolinas de la mujer andaluza, el pañuelo es una aportación del vestido valenciano, lo mismo que el delantal.
Apuntó que la cinta en la cabeza, es una herencia de la mulata. En época de lluvia los zapatos eran zuecos de madera forrados con piel, que poco después de utilizaron para bailar los fandangos.
Habló de los accesorios que lleva el traje, siendo el delantal de terciopelo negro bordado con flores en colores vivos, collares, abanico colgado al cuello con cadena de oro, paliacate rojo a la cintura, moño de color que combinara con el vestido, y flores que pueden ser rosas o gardenias del lado izquierdo de la cabeza si la mujer es soltera, y del otro lado derecho si tiene compromiso, aretes dorados y foligrama, cachirulo de carey adornado de pedrería y oro y, zapatos blancos.
Con información de Alfredo Arellano/pmc
