Dejo mi cadáver como muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, señala ex presidente de Perú en carta póstuma

Imagen Dejo mi cadáver como muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, señala ex presidente de Perú en carta póstuma

Alan García, ex presidente peruano dejó una carta antes de suicidarse este miércoles, en la que aseguró que no tenía que sufrir "la injusticia" de ser detenido por presuntos actos de corrupción y que cumplió con su misión como político y gobernante de su país.

"He visto a otros desfilar esposados, guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene porqué sufrir esas injusticias y circos, por eso le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones, a mis compañeros una señal de orgullo y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse", señaló la misiva leída por su hija Luciana García Nores.

En el documento, que salió a la luz poco antes de que el ataúd con los restos de García fuera llevado al cementerio privado de Lima donde fueron cremados, también afirmó que cumplió con la misión de llevar dos veces al poder al histórico Partido Aprista Peruano (PAP).

Después del último rezo del velorio, que se realizó en la "Casa del Pueblo", sede central del PAP, Luciana García mencionó que su padre "no dejó dicho cómo quería" que lo despidieran, pero consideró que sería en ese lugar "con todos sus compañeros".

Después de leer la carta, el hijo menor de García, Federico Danton, de 14 años, firmó sobre el féretro de su padre el documento que lo inscribió como militante del Partido Aprista.

Alan García, nacido en Lima el 23 de mayo de 1949, murió el miércoles después de dispararse un tiro en la cabeza cuando un fiscal y la policía llegaron a su casa a detenerlo a raíz de las investigaciones por presuntos sobornos de la empresa brasileña Odebrecht.

A continuación la carta completa: 

"Cumplí la misión de conducir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia, teniendo raíces en la sangre de ese movimiento".

"Por eso y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios optaron por la estrategia de criminalizarme durante más de treinta años. Pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones".

"En estos tiempos de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar, vejar y no para encontrar verdades".

"Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos era argumentar que Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias".

"No hubo ni habrá cuentas, ni sobornos, ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podrá haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí: otros se venden, yo no".

"Cumplido mi deber en mi política y en las obras hechas en favor de pueblo, alcanzadas las metas que otros países o gobiernos no han logrado, no tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia, pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos".

"Por eso, le dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo. Y mi cadáver como una muestra de mi desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse".

"Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes".

 

Fuente: Excélsior/El Economista/atf/Foto: Archivo

Editor: Redacción xeu
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